No usaríamos un martillo para atornillar o un destornillador para clavar. No serían las herramientas apropiadas. Esto cae de maduro, y hasta resulta un poco absurdo el tener que hacer estas aclaraciones. Y sin embargo, cuando extendemos este concepto desde el campo de los objetos físicos al de los objetos intelectuales, nos encontramos una y otra vez con esta absurdidad.

Debería ser evidente que la redacción de reportes de investigación (una actividad intelectual) requiera el uso de herramientas informáticas apropiadas para que el proceso sea eficiente y pueda cumplirse adecuadamente el propósito de dicha actividad.

Debería ser evidente — pero no lo es.

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