Al igual que con el procesador de texto, es impensable hoy en día redactar un documento académico sin el auxilio de un gestor de referencias. Los gestores de referencias se han convertido en herramientas esenciales en la caja de herramientas del escritor académico. En mi experiencia, la mayoría de los que redactan documentos académicos están familiarizados con al menos algún procesador de texto, usualmente Microsoft Word. Sin embargo, son pocos los que conocen o manejan eficientemente un gestor de referencias. Esta deficiencia afecta tanto a docentes como alumnos, sin distinción de grado académico, carrera, o universidad.